Cuéntanos más sobre tu trayectoria en el panorama futbolístico: ¿te acuerdas de cuándo te percataste de tu talento?
Empecé a jugar al fútbol porque mi padre era entrenador, así que me críe rodeado de balones y campos de fútbol. Mis padres me cuentan que, mientras que otros niños usaban juguetes, yo siempre jugaba con un balón de fútbol. Después del acercamiento al deporte, empecé a jugar de forma oficial en tercero de primaria. Jugaba porque me salía de dentro, no porque se me diese bien. No juego al fútbol porque tenga un talento especial. Sin embargo, creo de verdad que me gusta más que a nadie en el mundo. Cuando era pequeño, me emocionaba con solo ver el balón y lo seguía a todas partes. Esa ilusión sigue siendo parte de mí.